Recientemente
estuvimos en Oporto de viaje, y no quisimos perder la oportunidad de ver una de
las primeras grandes obras de Alvaro Siza, el Restaurante Boa Nova, en Leça de
Palmeira.
Tras
un largo paseo por la costa, donde pudimos ver las Piscinas de Marés (cerradas
y sin agua no se disfrutan tanto), llegamos al restaurante. Y al poco de llegar
la ilusión que llevábamos se vio ensombrecida cuando contemplamos el estado de conservación
en que se encontraba. En su fachada al mar parte del frente de la cubierta había
perdido las tejas y una de las aberturas superiores se encontraba tapada con
unas telas a modo de parches, seguramente para impedir la entrada de agua por
la lluvia.
Después
dimos la vuelta y nos acercamos más al edificio y pudimos apreciar como la
madera de la cubierta y las ventanas estaba muy deteriorada debido al ambiente
marino y al paso del tiempo (más de 50 años). Además la estructura de hormigón
también se ha visto afectada por estos factores y los pilares presentaban
grietas e incluso desprendimientos del hormigón que dejaban la armadura vista.
Pero
no todo fueron malas sensaciones. El interior se encontraba en un estado de
conservación excelente, el mobiliario te recuerda la época en la que se
construyó, y la combinación de materiales y vistas hacen que el restaurante siga
siendo un lugar acogedor y tranquilo como lo era en su origen.
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